“Estamos acampando esta noche aproximadamente a 20.800 pies. Partiremos mañana a las 6 de la mañana y vamos a ir hasta que lo logremos. No importa, lo que estoy seguro es que vamos a tener uno de los días más difíciles y absolutamente sorprendentes de nuestras vida”.

Con esas palabras el sábado por la noche el atleta Kyle Maynard se iba a dormir en su carpa en el campamento Cólera para intentar su objetivo y el de su equipo: sin brazos ni piernas por su amputación genética, lograr la cumbre del gran Aconcagua y convertirse en leyenda.

Y así ocurrió finalmente. Por la tarde del mismo domingo los amigos del Refugio Mausy de Vallecitos (anfitriones de Kyle y su team en la aclimatación) anunciaban eufóricos el cumplimiento del objetivo, de la mano del líder de la expedición y amigo de Kyle, Kevin Cherilla de la K2 Adventures Foundation, el crucial apoyo de los dos guías locales Guillermo Fuentes y Nanika Stahringer y el sostén logístico de la empresa Fernando Grajales.

No hay por el momento más detalles del enorme y ejemplar logro del joven estadounidense, que ya había subido el Kilimanjaro en 2012. Hoy lunes un helicóptero lo bajará desde Plaza de Mulas hasta Horcones, pues en su condición la caminata de bajada sería exigirlo inútilmente sobre todo con el objetivo cumplido.

Kyle prometió relatar su experiencia en su página de Facebook y compartir las fotos y anécdotas con Aconcagua Online a su regreso.

La meta fue alcanzada y el mensaje es claro y contundente: No hay excusas, nada es imposible. Gracias Kyle Maynard por elegir Mendoza y el Aconcagua para demostrárselo al mundo.